La momia de una joven española de 16 años nacida en la Rioja en el año 257 atrae a fieles católicos que ahora la adoran como la Santa Columba en Hidalgo.
El viaje tortuoso de la momia
A los lados de la urna de cristal que exhibe a la momia, hay una imagen de un pergamino pintado que ofrece un esbozo del pasado de la hija de Rioja ‘Reliquia auténtica milagrosa de Santa Columba virgen y mártir. Nació en España, sacrificada en Sens (Francia) en el año 273 por orden del Emperador Aureliano’.
El cuerpo está en el antiguo Convento de San Francisco, uno de los edificios más emblemáticos del pasado colonial de Pachuca, que comenzó a construirse a finales del siglo XVI y se concluyó hacia el año 1660.
“Me parece muy bonita, cuando ando en el centro de la ciudad vengo a saludarla, a pedirle por el bien de mis niños”, contó Lisseth Rodríguez, adoradora de Santa Columba, la joven que nació bajo el nombre de Camila.
La cronista recuerda que era “de noble cuna, perteneciente a una familia de unos reyes que en el siglo III gobernaron el suelo destinado a ser de España”.
A los 16 años, cuando radicaba en Sens, Francia, la joven católica conoció al emperador romano Lucio Domicio Aureliano, quien quedó fascinado con su belleza, amabilidad y gentileza, por lo que le ordenó que se casara con su hijo.
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Ella se negó porque quería “dar su vida a Dios”, pero en respuesta recibió azotes y desgarramiento de piel con peines de hierro, la encadenaron, encerraron y decapitaron.
Su cuerpo permaneció incorrupto en Europa hasta que llegó a la Nueva España gracias a la marquesa de San Francisco, hija del conde de Santa María de Regla, Romero de Terreros, Pedro, destacado empresario minero, hacendado, comerciante, filántropo y fundador del Monte de Piedad de México.
“La hija, al poseer tal cantidad de dinero, decide comprarla, traer el cuerpo de la Santa desde Francia. Imaginemos la travesía en barco y desde entonces se ha conservado como una Santa, no ha sufrido el deterioro total”, describió Montes.
Desde la época virreinal, los restos de la santa permanecen en la iglesia del ahora exconvento de San Francisco, una obra con remates de estilo barroco y cuya capilla principal es la de Nuestra Señora de la Luz.
“Se conservó virgen, católica hasta su muerte. Es una Santa que permanece ahí, su cuerpo sin daño alguno, a través del tiempo su conservación es muy increíble”, afirmó la historiadora.
Con información de EFE.